Perdí la inocencia, la falta de madurez, empecé a ver la vida de una manera diferente, con más experiencia.
Comencé a crecer, no solo físicamente, sino también mentalmente.
Salieron a relucir mis habilidades, fortalecí mis debilidades, desarrollé aptitudes y mis defectos se convirtieron en virtudes.
Desde otro punto de vista, visualizo la vida, no hubo para mi metas que no me trazara, ni obstáculos que no rebasara.
Opté por darle más carácter a las cosas, empezaron a desparecer las espinas en mis rosas y por dentro y por fuera me convertí en una mujer hermosa.
Se esparció a mi alrededor el más rico olor, el sol empezó a brillar, el cielo las más bellas nubes me brindó.
De niña mimada a dama decidida, hice realidad uno a uno mis sueños, la misma no volví a ser, mi entorno disfrutó el aroma, el perfume de una nueva persona.
Milly.
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