No inclines tus ojos al cielo, solo cuando tengas problemas o tu vida se encuentre en un dilema, acercate siempre a Dios, que no solo sea en tu pena.
Agradecele por la vida, por el aire que respiras, por todo lo que te ha dado, lo que te ha quitado y de lo que te ha librado.
Por tu familia, tu salud, por los sueños que te ha permitido cumplir, que a esta tierra dejado venir, sobrevivir triunfar y ser feliz.
Que cada día hablar con Dios sea en ti cotidiano, dedicarle un tiempo a él no es en vano, guia tus senderos hacia el correcto camino, no dejes de tener un encuentro divino.
viernes, 29 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario